sábado, 4 de junio de 2016

Myanmar Parte 1. Cruzando la frontera

Después de descansar algunos días en la playa de Pattaya, esa tannnnnn recomendable, nos dirigimos hacia el próximo destino: 

MYANMAR

No tengo mucha información de este país,  sólo lo que he podido leer en la guía  Lonely Planet y en algún blog de viaje pero mis expectativas son muy altas y creo que me va a sorprender gratamente.  Me fascina el hecho de que sea un país abierto al turismo hace escasamente algunos años, de ahí que haya cientos de cosas por descubrir y que estoy segura me van a encantar. 

En lugar de ir directamente desde Bangkok hasta la primera población fronteriza en Myanmar, hacemos un alto en el camino durante dos noches en un pueblo que cuenta con dos atractivos a visitar: la cascada Erawan de siete niveles, ideales para refrescarse y olvidarse por unas horas del calordel calor pegajoso que veníamos arrastrando desde la capital, y el famoso puente sobre el rio Kwai.


El nombre de este bonito lugar es Kanchanaburi, a unas dos horas de Bangkok y a tan sólo hora y media del puesto fronterizo entre Tailandia y Myanmar.
El lugar elegido para dormir fue el hostel Jolly Frog, muy recomendado por mochileros por su ambiente desenfadado y su famoso jardín central con hamacas donde poder echarse una siesta o conocer a otros viajeros.
Yo en cambio no se lo recomendaría a nadie, a excepción del restaurante que podría describir con las tres Bs, bueno, bonito y barato, y del jardín central con césped,  mi experiencia en el no fue muy buena, más bien diría que fue desastrosa.

Las habitaciones era muy cutres y con escasa limpieza, no sabría decir si las limpiaron en algún momento o eran parte del encanto del hostel. Si tuviera que dar una puntuación sería un 0 como una catedral.




A la vuelta a Bangkok pasamos a recoger la visa en la Embajada de Myanmar que nos permitirá el acceso a este país tan desconocido durante un total de 28 días. Una vez allí  el orden de recogida no estaba claro, sólo sabíamos que la ventanilla  número tres era la nuestra, por lo que, decidimos sentarnos  y esperar.
Una vez asomó la cabeza el funcionario de turno por la ventanilla, la locura se apoderó de todo el mundo y saltaron de sus asientos dirección a las ventanillas asignadas. Menos mal que Ainoa estaba atenta y saltó de su asiento hasta colocarse en tercera posición en la cola, y eso que estábamos casi al final de la sala.
¡Ni en rebajas he visto yo esa capacidad de reacción!.

Con la visa en nuestro poder ponemos rumbo a Kanchanaburi.







Kanchanaburi 

Una vez en el hostel de esta población comprobamos lo que la guía Lonely Planet decía de este lugar: recepcionista antipática y habitaciones cutres. Mas que antipática diría que estaba estreñida, ¡vaya jeto!.
Sus contestaciones son cortantes rozando la pésima educación. Sin embargo, muchos viajeros recomiendan el hostel aunque en ese momento ya empiezo a dudar si habían fumado algo.
La cara de estreñida no se la quitará durante toda nuestra estancia. Vamos...... lo que se conoce como una joyita de tía.
Llegamos cansadas y decidimos darle una oportunidad.

La primera habitación que nos enseñó daba justo al lado del río, para llegar hasta ella, había que bajar unas escaleras bastante empinadas y luego cruzar un puente hecho de tablas de madera con ruedas de camión, sin ninguna protección.
El aseo no estaba dentro del cuarto por lo tanto, encontraba este recorrido sin luz bastante peligroso y más yo que soy un poco patosa. Sobretodo, en el proceso del cambio de lentillas a gafas donde tengo algunos minutos en que no veo muy bien, en definitiva, no quería caerme al río intentado llegar a la habitación.

Volvemos a la recepción y le pido una que esté en suelo firme, por si acaso, su cara de asco es la misma, creo que si le hubiera dicho que era muy guapa, su cara de seta no habria cambiado.

Una vez instaladas, acudimos al restaurante donde coincidimos con Claudia. Estuvo con nosotras en Bangkok el último día antes de partir a Pattaya y quedamos en que nos veríamos justo aquí, en Kanchanaburi.




Al día siguiente fuimos a ver la cascada de Erawan.
El autobús era super viejo, tardamos casi dos horas en hacer un tramo de 75 km pero una vez allí no nos importó el dolor de culo de esos asientos tan cómodos, el sitio era precioso y teníamos la posibilidad de hacer tranquilamente los 7 niveles de la cascada durante toda la jornada y bañarnos en cada uno de ellos.




Las primeras estaban llenas de locales, ya que son las más cercanas al parking y vienen cargados de comida para hacer el picnic familiar.



El calor aprieta y decidimos meternos en ésta  para refrescarnos. El agua está en su punto, fresquita no como en la playa de Pattaya que era caldico puro.
Aquí se estaba genial porque íbamos pasando diferentes niveles de la cascada donde podíamos tomar el sol, bañarnos, sacar unas fotos y continuar hasta el siguiente nivel.

Ya en el segundo nivel vimos como la gente se arremolinaba alrededor de las zonas donde habían peces. 
Claudia nos contó que los peces son de esos que te quitan la pieles muertas y que daban un poco de aprensión al principio ya que sentías como pequeños pinchazos en los pies pero los peces que vimos parecían más grandes de lo normal y daba un pelín de reparo meterse en el agua con todos esos devoradores de pieles a tu alrededor.

Igualmente tocaba pasar por ahí si o si para bañarse así que, respiré profundo e intenté olvidar los pequeños pellizcos de estos amigos. Una vez dentro dejaban de molestar para irse directa a los pies de aquellos que estaban intentando entrar en el agua.

(No hay prueba gráfica porque se hacía difícil entrar al agua con la cámara,  las rocas escurrían bastante y los peces mordiendome los pies no permitían  mantenerse de pie mucho rato. Pero paso esta foto para que os hagáis una idea del lugar).


Creo que ya en el nivel 5 o 6 me convertí en una experta en eso de dejar los pies relajados y permitir a mis pequeños amigos que hicieran su trabajo. 

En definitiva, de todos los niveles me quedo con el 7, la última, la más salvaje y la menos visitada; no es sencillo llegar hasta allí y mucha gente se cansa en el nivel 5 o no lleva el calzado adecuado.

*Jodefotos nivel Experto


El agua era de un color azul claro impresionante, igual de impresionante que mi bronceado,  me hubiera podido camuflar cerca de las piedras de la derecha. 
Bromas a parte, el lugar era ideal para relajarse y disfrutar del enclave.



No pretendía hacer una foto con esta pose pero mi compi me pilló de esta guisa porque me estaban acribillando los pies esos jodidos pececitos.

En el autobús de vuelta coincidimos con dos españoles, Laura y Pepo que estaban pasando su luna de miel en Tailandia. Los pobres estaban muertos ya que acababan de llegar y no les había dado tiempo a descansar.
Desde aquí os mando un saludo y espero que el viaje se haya dado muy bien.

Ya en la noche, quedamos con Claudia en el hostel y cenamos juntas para intercambiar impresiones y de paso tomar algo y echarnos unos bailes.

Cuando me dispongo a dormir en esa cama tan cutre empiezo a sentir que mi cuerpo se está  llenado de picaduras.  No creía que fueran mosquitos porque iba cubierta de antimosquitos antes de dormir, yo diría que son pulgas o chinches. Pican a rabiar por lo que, al día siguiente me paso por la farmacia a por una pomada que calme un poco el picor. Según la que me atiende son mosquitos pero yo no lo creo.



Cómo llegar a la frontera

En el desayuno coincidimos con un chico de Barcelona, Arnau, que nos oye hablar sobre cómo podemos llegar a Myanamar y se une a nosotras. El viene de estar allí y cuenta maravillas. Dice que está un poco de bajón ya que este país le ha encantado y le hubiera gustado pasar mas tiempo en él.

Nos proporcionó mucha información, entre ella, nos habló de cruzar la frontera por otro paso fronterizo más cercano a Kanchanaburi, recién abierto y no ir hasta Mae Sot, que está más lejos y no nos permite visitar algunas zonas situadas al sur de Myanmar.
A él le fascinó esta zona y su relato nos cautivó tanto que decidimos cruzar por allí a Myanmar.
Pensándolo detenidamente, sólo debemos hacer una hora y media hasta la frontera y luego cuatro horas hasta alcanzar la ciudad de Dawei. Una vez allí, alquilaremos una moto para visitar las playas paradisiacas de las que nos ha hablado Arnau.

Creo que este desayuno ha sido muy productivo, no hay nada como alzar un poco la voz sobre los destinos a visitar para que cualquier viajero quiera hablarte de su experiencia.

Tras la sesión intensiva de información, alquilamos unas bicis para llegar al centro de Kanchanaburi, donde se encuentra el famoso puente sobre el río Kwai.
Hay una película sobre este puente que no he visto, fue mi madre la que me lo comentó. 






De vuelta al hotel el picor es insoportable y decido lavar todo lo que he llevado puesto y darme una ducha para ver si puedo acabar con los chinches. 
Los picores se repiten y son insoportablessssssssssss..... Tanto que me quedo en un largo rato en la ducha y finalmente, decido  dormir fuera, es decir, en el jardín en una hamaca. 
El único consuelo que me quedó, fue disfrutar del bonito amanecer que hubo.



De buena mañana tocaba recoger la ropa que tenía colgada en la terraza, me había hecho un chiringuitazo, el problema vino con el recuento de mis pertenencias, me faltaban un par de bragas y mi bikini favorito.
Lo primero que pienso: ¡!MENUDA ZORRA!!, porque eso ha tenido que ser una chica. ¿A quién sino se le ocurriría robar eso? 
Ésta tiene el espíritu mochilero en los pies. No creo que vayas a leer esto pero me gustaría decirte (por si te llega en sueños) que estás en tierra de Buda y el karma te perseguirá.



Hostel Jolly Frog te has ganando a pulso una puntuación de mierda, ¡ y lo sabes!.




Ya en la estación con los billetes comprados y a diez minutos de que salga el bus, mi compi me dice que se ha dejado el móvil en el hostel y que no se va sin el.
¡Estamos de suerte hoy!. Ueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Afortunadamente, el guarda de la estación accede a llevarla y en menos de quince minutos vuelven. 
¡Bendita paciencia la del conductor y los pasajeros!.

Ahora si que puedo decir: ¡señor conductor ponga dirección a la frontera!.




El trayecto en bus hasta la frontera fue bastante agradable,  muchas fotos con locales que querían inmortalizar el momento de estar con dos blanquitas, bueno… yo más blanca que mi compi, y de alguna que otra pregunta a través de señas. 
Cruzar al otro lado fue rápido, una vez presentados los pasaportes y tras las fotos de rigor, nos llevaron en coche particular hasta la misma puerta del hostel. 
Allí una pareja francesa nos indicó el lugar donde alquilar una moto; ellos también tenían pensado hacer la misma ruta que nosotras. 

Después de  algunas complicaciones, ya que nadie al que preguntábamos entiende lo que estamos buscando, encontramos un chico que reconoce el nombre de la tienda y nos lleva hasta la mismísima puerta. 


Por fin ¡habemus moto!.



Woawwwwww increíble conducir por estos lares. Solo hay que prestar un poco de atención a la forma que tienen ellos de hacerlo y listo.

Al contrario que en Tailandia, aquí se conduce como en España, por el lado derecho, por lo que no nos fue difícil pillar el ritmo, sólo hubo que aprender el significado de pitar todo el rato, es decir, la manera que tienen de hacer notar su presencia en la calzada es tocando el claxon y cuando escuchas los pitidos sólo tienes que desplazarte hacía la derecha para que puedan adelantar. 



En el paisaje predominaba el color rojizo de la tierra, se notaba que estaba todo muy seco, la época de lluvias es durante el mes de mayo pero éstas no habían hecho su acto de presencia. 

Afortunadamente en moto nos iba dando el aire y no sentíamos el calor  pero cada vez que hacíamos una pequeña parada para descansar podíamos sentir la humedad sofocante en nuestra piel, era cuestión de segundos comenzar a sudar.


Welcome to the paradise: Península de Dawei

Durante el trayecto todos los locales saludaban a nuestro paso incluso los niños  dejaban lo que estuvieran haciendo durante unos segundos para decirnos "hello"; muy graciosos, eran sonrisas por doquier, estábamos alucinando.
Para nosotras esto es nuevo pero también para ellos. 

Yo estoy encantada, ¡sonrisas al poder!. Aunque el idioma en algunas ocasiones sea una barrera, no hay nada que una sonrisa y algo de mímica no pueda arreglar. 




























A continuación os presento un rinconcito con mucho encanto y un verdadero paraíso donde desconectar por unos días: Beach Paradise Resort.

Unas fotos valen más que una descripción rollera de las mías. 
¡¡¡Pasen y vean my friends!! Y sobretodo disfruten del espectáculo. 











Mawlamyine

Después de decidir durante algunas horas si nos íbamos o nos quedábamos ya que el lugar era increíble, pensamos que lo mejor era seguir la ruta ya que hacía poco que habíamos empezando el viaje y queríamos seguir avanzando e ir descubriendo nuevos lugares. 

La siguiente ciudad es Mawlamyine. Tengo que decir que me sorprendió mucho este destino. Pensaba que sería más bien una ciudad de paso sin gran cosa para ver pero hemos descubierto una ciudad con mucho movimiento y varias atracciones a visitar. 

La isla del champú fue uno de los primeros lugares que visitamos.


La guinda del día la pusimos viendo un bonito atardecer en la vieja pagoda del monte Moulmein donde se podía apreciar la vista de toda la ciudad y el río Thanlwin.





Pero lo que más me gustó fue la excursión que hicimos al día siguiente. Gracias a un amable local que nos hizo de taxista con su moto y al mismo tiempo de guía turístico,  pudimos descubrir el Buda tumbado más grande de Myanmar (esto no hay que tomárselo al pie de la letra ya que aquí todos dicen tener Budas tumbados, de pie, sentados... de dimensiones considerables).



Y como se aburrían, se han puesto a construir otro enfrente para que le haga compañía.






Tras dejar esta bonita población que nos ha dejado muy buen sabor de boca, ponemos rumbo hacia el monte Kyaiktiyo, uno de los tres lugares más importantes de peregrinación budista. 

La roca y la pagoda están en lo alto de este monte que se conoce con el nombre de "Golden mountain". Parece que se vaya a caer de un momento a otro.




A mi especialmente no me pareció gran cosa. Estaba atestado de locales rezando y ofreciendo flores y dinero, me daba más la sensación de estar en una feria ya que alrededor del monumento había multitud de puestos con comida, ropa y recuerdos varios. Mataba un poco la magia del lugar.

Pero lo mejor fue cuando nos detuvieron a un paso del monumento para hacer un desembolso bastante considerable en la entrada, la cual solo debían pagar los extranjeros. Además,  las mujeres no tenían permitida la entrada a ciertos miradores ni tampoco tocar la roca. ¡Pues vaya! Aún encima que pagamos....

Lo dicho, no es de esos lugares que recomendaría pero pilla de paso si te diriges a Yangon desde el sur de Myanmar. 
En ese caso, una visita exprés de medio día siguiendo luego ruta no estaría mal.

Y aquí se termina esta primera parte de mi aventura por Myanmar. 
Nos vemos en breve con la segunda parte, camino a Yangon y subiendo hacia el norte.
Byeeeeeeeeeeeeeeeeee

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